Entrevista a Vegadénia: una cooperativa familiar valenciana que apuesta por lo ecológico

Vegadénia

En un mundo lleno de experiencias gastronómicas nos encontramos con multitud de opciones alimenticias según gustos, colores, alergias y tolerancias nutritivas de los consumidores… Un mundo donde el caso de Vegadénia no es una excepción. Esta empresa apuesta por feligreses de hábitos saludables, amantes de las frutas y las verduras y apasionados por la gastronomía. 

Si bien es cierto que el mercado culinario vive una transformación continua y constante, también lo es que aparecen a diario sugerencias cada vez más innovadoras. Estas ideas atraen cada vez a mayor cantidad de público que quizás y si hubiera sido de otra forma, no se hubieran interesado en estas nuevas y satisfactorias opciones.

Mónica y Ferran, responsables de Vegadénia / Foto: Cristina Iglesias

¿De dónde surge la idea de Vegadénia?

La idea surge en el año 2010, Mónica y yo, junto con un par de amigos, montamos una empresa de comercialización de productos gourmet por Internet llamado Terra Valenciana, que fue un fracaso estrepitoso pero nuestro primer contacto con los productos artesanos, locales y ecológicos. El contacto se volvió a repetir en 2014 porque los proveedores de Terra Valenciana 2010 pusieron en marcha algo similar, me ofrecieron la dirección, la asumí y trabaje para ellos durante un año. En esa segunda fase donde volví a contactar con aquellos artesanos conocí una chica que hacía unos patés vegetales interentasatisimos donde lo realmente bueno era el contenido, ya que el producto necesitaba mejoras de envase, seguridad alimentaria, etiquetado… Me gustaron mucho e intenté mejorar algunas cosas. En aquel momento teníamos un margen del 10%. 

Cuando vi que el problema de la segunda parte de Terra Valenciana era la comercialización de Internet me percaté de la dificultad del asunto y entonces decidí convertir los patés en una empresa. Mónica lleva la parte administrativa, contable, fiscal y financiera, mi labor es creativa. 

Una vez asumimos la administración, venta y producción como pilares fundamentales, en mayo de 2015, se tomó la decisión de llevar adelante Vegadénia que, por cierto, por aquel entonces no tenía nombre. Teniendo en cuenta que esta empresa nació en el mismo municipio que le otorga el nombre porque la chica que hacía los patés vivía allí, empezamos a producir en esta pequeña ciudad e hicimos todo lo posible para que ella se involucrase en el proyecto. El resultado del nombre ‘Vegadénia’ surge de múltiples combinaciones entre la filosofía vegana, inspiraciones con sabor a mar, a Valencia y, faltaría más, a la misma Dénia.

¿Qué criterio de selección os hace decantaros por un determinado sabor?

Lo primero y fundamental es el elemento principal, que es idear, hacer una investigación de mercados para innovar, buscar algo que no hayan hecho antes y preocuparnos por buscar colores llamativos y transmitirlos de manera natural. Partiendo del punto que nuestros productos son los más naturales, que no utilizamos ni ácido cítrico, sino que usamos zumo de limón; que utilizamos los ingredientes que una persona tiene en la despensa de su casa y que la gente está acostumbrada a colores pardos vinculados a la fécula de patata, almidones, harinas y levaduras… queremos demostrar lo contrario sin utilizar colorantes alimentarios. Jugamos con la comida y surgen estas maravillas, como una alcachofa fosforescente o una zanahoria que rebosa vitalidad.

¿Qué tiene mejor acogida, vuestros productos dulces o salados?

Los dulces, pero es una cuestión muy matizable, porque agradan más gente por el gustillo tan característico que dejan al final, pero, por otro lado, tenemos más fidelidad en los salados, puesto que mermeladas buenas en el mercado hay muchas, pero patés vegetales, discreparé y diré que hay muy pocos como este. Cuando hablamos de sabores salados, como la berenjena, las olivas o las alcachofas, nos fijamos en sabores concretos, en crear patés únicos de un nivel especial. Sabemos que los nuestros cuentan con esa particularidad, que gamas de paté del nivel del nuestro hay pocas, pero siempre existen excepciones. 

¿Cuál es vuestro sabor estrella?

En mermeladas, la naranja. El limón también llega a mucha gente y aunque su espectro de clientes es más reducido, consigue una afinidad altísima. También he de mencionar la mermelada de granada, que superó dificultades técnicas pero está muy bien conseguida.

La elección de patés va por temporadas, ahora nuestros clientes prefieren más la zanahoria que los pimientos, sin embargo en invierno la cuestión se revierte. Lo que arrasa sin duda es la Sobramisada. 

Surtido de patés / Foto: Cristina Iglesias

¿Qué importancia tiene que vuestros productos sean ecológicos y de lo conocido como ‘kilómetro cero’?

El 80% de las masas de nuestros productos son de l’Horta, pero eso no significa que todo sea de kilómetro cero, por ejemplo, en la mermelada de tomate con jengibre, el tomate es de aquí pero el jengibre es importado de China. Si enfrentamos los pesos, sin lugar a dudas, nuestras masas están a menos de 60 kilómetros, pero el 20% restante de esas cantidades pueden ser de otras procedencias como la que te he comentado. Los productos marcados como ‘kilómetro cero’ son realmente de kilómetro cero. 

Que nuestro género sea ecológico tiene dos componentes, uno de satisfacción personal y otro comercial. El primer aspecto es porque preferimos ese tipo de agricultura y, aunque no nacimos con esa actitud pero sí con esa vocación, a día de hoy la administración valenciana se ha volcado con este tipo de productos y ha subvencionado para que no sea tan costoso, medida que agradecemos porque nos ha ayudado a progresar. Sobre el aspecto comercial, el coste de los productos es más costoso que los de los ‘no ecológicos’, porque también es verdad que permiten poner precios de salidas más altos.

¿Por qué creéis que en España se ponen tantas barreras económicos a los productos ecológicos? 

Existe una polarización urbana-rural muy interesante entre lo ecológico y lo vegano, ya que lo vegano es principalmente urbano, así como lo ecológico; cuando en ámbitos rurales los agricultores y consumidores podrían volcarse más en este concepto y aprovechar para poder generar más artículos con este valor añadido. 

Sobre la parte económica, he de confesar que no me encontrarán en políticas de máximos, hay que pensar en los beneficios y en determinados volúmenes. Hay un precepto europeo que expresa que “quien contamina, paga”, pero quienes no contaminamos pagamos más sin utilizar fitosanitarios. 

Sin embargo estoy convencido que al final seremos recompensados y la situación se revertirá, ya que el consumidor ecológico es más sensible a la proximidad y ve con mejores ojos un producto próximo a uno lejano, tiene una serie de valores que cualquier agricultor no ecológico debería plantearse para cambiar a esa técnica y conseguir un progreso que pretenda una auténtica estabilidad medioambiental. 

Dentro de poco comenzareis con las ventas online ¿Esperáis que vuestro nicho de mercado crezca a corto plazo?

Tenemos planteado comenzar las ventas online en septiembre, pero puede ser que sea en octubre, esta Web debe de darnos más presencia y alcance en los puntos donde no tenemos puntos de venta. La tienda especializada es nuestro fondo principal de ventas, así como la venta asesorada. Creemos en ese canal y consideramos las demás formas como complementarias. 

¿Iréis a Gastrónoma?

Este será nuestro cuarto año en Gastrónoma, la imagen más clara de nuestra evolución. En 2016 nuestro proveedor de verdura de cabecera, Terra i Xufa, nos cedió un metro de su mostrador para que pudiéramos hacer una degustación en un par de días. Al año siguiente tuvimos un stand propio cedido por la Diputación Provincial de Valencia de tres metros aproximadamente. En 2018 nuestro stand creció hasta los 7 metros porque integramos a Terra i Xufa en nuestro puesto, es decir, compartido entre ambos productores y transformadores. Este año la Diputación, como se ha constituido muy tarde, al ser año de elecciones, tenemos un poco de retraso pero iremos de la mano de la diputación y seremos muy bien acogidos y respetados, nos dan muchas facilidades a los productores pequeños.

Vegadénia ha sido reconocida con galardones como el de Mejor Producto Artesano Tradicional de la Comunitat en 2017 y en 2018, al Innovador. ¿Sentís desde entonces mayor reconocimiento por parte de los consumidores?

Sí porque son premios, pero echo en falta que una empresa como la nuestra no tenga más fuerza en los medios de comunicación. Hemos llamado la atención de periódicos y radios por ser eleboradores de una crema de chufa y por sacar una sobrasada vegetal muy parecida a una clásica pero, sin embargo noto que no se nos valora de la misma forma por nuestro esfuerzo. La gente no es consciente del valor de los premios de artesanía. Son premios transparentes, porque hemos tenido más repercusión por una foto con Quique Dacosta que por nuestros premios de artesanía. Somos más reconocidos por la anécdota que por el contenido. No se le da el valor adecuado a la artesanía de la Comunidad Valenciana cuando hay muchísimos artesanos, PYMES e interés por el desarrollo de nuestros productos.

Vegadénia es una cooperativa con valores tradicionales de una empresa familiar. Compuesta en la actualidad por tres socios trabajadores, un asociado y una trabajadora en nómina, su local de Valencia se divide en zonas de embalaje, envase y administración, además de la sala de elaboración donde se cuece la magia. 

Actualmente trabajan de forma manual, etiquetan y cocinan ellos mismos. Por otro lado, sus planes de futuro consisten en contar con trenes de etiquetado y dosificadoras para facilitar su trabajo y llegar a más gente.

Vegadénia hoy en día elabora entre 300 y 400 unidades al día entre los 8 patés veganos, la Sobramisada y las 15 mermeladas que ofertan, las cuales varían según temporadas / Foto: Cristina Iglesias

Puedes visitar su web pinchando aquí.

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