Una empresa que se dedique a la producción de vinos, a la venta de caldos a gran escala como mayorista o que, en su negocio, entre el gran consumo de vinos, como puede ser el caso de restaurantes, elaboración de catering, etc. debe tener presente que en sus productos se debe evitar a toda costa el TCA.
Este compuesto químico, llamado tricloroanisol aporta un olor característico a moho o a humedad y puede llegar a afectar a un 4% de las botellas de vino en todo el mundo, lo que significa una considerable cantidad de caldos. Es por ello que hay que tener presente el alto impacto económico y de marca que tiene para una empresa vinícola o de gran consumo de vinos, el riesgo de que se produzca TCA en los productos adquiridos. El tricloroanisol se forma por la reacción de los clorofenoles en contacto con hongos.
Los clorofenoles se encuentran en el ambiente o en los materiales usados para elaborar los vinos, mientras que los hongos crecen en condiciones de humedad y temperaturas adecuadas. Este enemigo del vino es uno de los más temidos por los productores, embotelladores, y restaurantes, así como grandes distribuidores, ya que la principal fuente de contaminación por TCA es el corcho, material habitual para tapar las botellas de vino.
Alternativa al tapón de corcho tradicional
Ante esta situación, en muchos casos, los productores y embotelladoras están optando por soluciones alternativas a los tapones de corchos, de manera que cada vez se están implantando otros materiales innovadores para sustituirlo y evitar en gran medida el temido TCA que le da al vino un sabor rancio, amargo o plano, y un olor a cartón mojado o madera húmeda muy desagradable. Estos materiales son una solución funcional a los tapones de corcho tradicionales utilizados por la industria vitivinícola y ofrecen las ventajas de los tapones sintéticos, como son la durabilidad, sostenibilidad, calidad, así como una estética tradicional que permite que sean apenas perceptibles a simple vista las diferencias con el tapón de corcho natural.
Tapones que respetan el medio ambiente
Además de los tapones sintéticos con aspecto de corcho, también se fabrican otro tipo de tapones con distintas clases de materiales que son sintéticos y reciclables al cien por cien. Se trata de tapones sintéticos para vinos que ofrecen un cierre perfecto que evita que los caldos evolucionen, conservando así los sabores y aromas del mismo, se suelen utilizar, sobre todo, en el embotellado de vinos blancos, rosados y tintos jóvenes, ya que no oxigenan igual. Una vez embotellados, estos vinos mantienen su sabor, olor, textura y calidad perfectamente.
Acabados ajustados a la imagen del cliente
Los fabricantes cada vez están más convencidos que apostar por este tipo de cierres en el embotellado de sus caldos permitirá evitar el tan temido TCA, y de paso, sumarse a alternativas más ecológicas a la hora de la presentación ante el público de sus vinos, licores, etc. Estos proveedores tapones sintéticos ponen al servicio de sus clientes un gran conocimiento en la transformación de materiales plásticos y en el diseño de los moldes. Todo ello sumado a las pruebas de laboratorio pertinentes para asegurar su óptimo funcionamiento. De hecho, disponen de más de 500 referencias de tapones, entre las que destacan 3 patentes de tapones para vino pensadas expresamente para facilitar el trabajo de apertura del consumidor final, así como de los profesionales de la hostelería.
Este sistema de cierre de botellas, que no solo está diseñado para la industria del vino, sino que también está pensado para mercados emergentes como el de las botellas de “Home fragance” o ambientadores, apuesta por ofrecer una experiencia única, personalizada y que aporte originalidad al producto final. Para ello realizan productos con impresión a dos colores, además de aportar al tapón el color que desee el cliente, dentro de una amplia gama.